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Emprendedores que desafiaron al coronavirus cambiando su modelo de negocio

En tiempo récord varios emprendimientos han transformado su modelo de negocio para seguir en pie, y ha resultado todo un éxito.

Muchas startups de base tecnológica están en una posición única para continuar operando pese a las dificultades que ha traído el coronavirus. 96% sigue trabajando durante la crisis, según datos de Startup Genome. Pero en este porcentaje, también hay muchas que en un principio vieron grandes dificultades, pues sus modelos de negocio cubrían sectores que hoy están siendo drásticamente golpeados por el virus.

La perseverancia y la capacidad de reinvención que caracterizan a los emprendedores llevaron a muchas de estas empresas a reinventarse y adaptar sus modelos en tiempo récord y atender las necesidades que surgieron con la emergencia sanitaria.

Algunos han logrado un éxito total, otros aun están haciendo cuentas para revisar cuál ha sido el impacto real del vuelco en su modelo de negocio. Y probablemente otros cuantos están pensando si es necesario dar o no ese paso.

Y como siempre una buena dosis de inspiración es buena, aquí presentamos cuatro casos de emprendedores que lo hicieron y que hoy recogen las ganancias de hacer un cambio de 180 grados en medio de la crisis.

 

De reinvención en reinvención

Camilo Sacanamboy se define como un especialista en salir de fracasos. Su vida como emprendedor inició, sin saberlo, desde la universidad, donde dedicó parte de su tiempo a crear aplicaciones para hacer la vida más fácil de los estudiantes. Luego dio un salto como emprendedor oficial, creando una aplicación para la feria de Cali.

En ese momento vivió su primer y más significativo momento de fracaso. “Creamos la aplicación, fue un éxito rotundo, 1.500 personas la usaron. Sin embargo, no nos pagaron. Trabajamos de gratis”, contó.

Pero, aún en un momento oscuro para él y los socios que confiaron en esa apuesta, vieron una oportunidad gigantesca. Tiempo después fueron contratados por un organizador privado de eventos y se dieron cuenta que el sector necesitaba una herramienta para hacer más eficiente la realización de conciertos, conferencias y simposios.

Así nació Peewah, una plataforma de gestión de eventos que elimina enormes cargas a los organizadores, ya que automatiza varios de los procesos, como crear su propia página web, vender tickets y hasta merchandising en un solo lugar. También les permite a los organizadores hacer seguimiento de cuántas personas asistieron, dar certificados, imprimir escarapelas y medir el impacto de la estrategia de marketing.

En 2019 gestionaron 1.040 eventos, tanto gratuitos como pagos, y su futuro era bastante prometedor, hasta que llegó el coronavirus. “Pasamos momentos difíciles. En marzo pensamos que nos íbamos a quebrar. Cancelaron eventos y las empresas pausaron proyectos. Fue un momento gris”, dijo.

Pero con su “don” para salir de los fracasos, como él lo llama, Sacanamboy se puso a la tarea de llevar esos eventos a lo digital y con su equipo creó en dos semanas una infraestructura que permite hacer todo tipo de encuentros culturales y académicos en internet.

Han realizado más de 300 eventos online entre conciertos, webinars, talleres y charlas. Uno de sus eventos logró pasar los 2.700 usuarios conectados, otro registró ventas de tickets por US$70.000. También cuentan con una iniciativa que busca ayudar a artistas independientes a hacer presentaciones y generar ingresos a través de la plataforma. Y aun con la situación, esperan cerrar el año con 3.000 eventos realizados.

“Sufrí estrés, ansiedad, porque con 27 años tenía la responsabilidad de sacar adelante mi empresa y mantener el empleo a mis colaboradores. Pero nunca olvidé que tenía conocimiento, contactos y tecnología, elementos que me sirvieron para forjar el camino hacia adelante”, aseveró.

Flexibilidad

Conectar el sector retail con la tecnología fue una de las grandes tareas de los fundadores de Loro. Esta es una plataforma concebida como una red social para compras que conecta a los usuarios con los centros comerciales, facilitando el proceso de compra en las tiendas de estos establecimientos.

Juan Saravia, cofundador y CEO de la plataforma, explicó que el punto principal era hacer más eficiente ese proceso que inicia con la consulta en internet y termina en la compra física. “El modelo gustó mucho, nos acercamos a un socio importante del sector y hace unos ocho meses empezamos a construir la idea de negocio”, dijo.

La plataforma se lanzó en diciembre de 2019, a corte de febrero contaba con unas siete marcas y se realizaban entre 20 y 30 transacciones diarias.

Pero, llegó el coronavirus y sus planes se vieron truncados. “En marzo se cayeron a cero todos nuestros números. Nuestro modelo de negocio se anuló porque todos los centros comerciales cerraron. La presión y la frustración fueron gigantes”, contó Saravia.

Él y sus socios no quisieron parar. Como contaban con la tecnología y con una plataforma que podía prestar más servicios, decidieron dar un vuelco a su negocio.

Loro habilitó diferentes centros de almacenamiento y despacho para recibir productos de sus aliados, ofrecerles una solución logística durante la cuarentena y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades de compra de los colombianos.

La flexibilización en su modelo los llevó a contar con más de 30 marcas, entre ellas Miniso, Koaj y LiliPink, así como agregar categorías de consumo masivo. Según explicó Saravia, ahora registran hasta 600 transacciones diarias y en un mes han presentado crecimientos que no esperaban en tan corto tiempo.

“La gran lección es no quedarse en la zona de confort, si nos hubiésemos quedado quietos y pensando solo en el modelo que teníamos, no estaríamos viendo el crecimiento de ahora”, dijo.

 

Hoy por ti, mañana por mí

SOS Asistencia nació en 2012 como una alternativa para mejorar el acceso y la prestación de servicios de plomería, electricidad, vidriería, cerrajería, instalaciones y construcción, tanto para hogares como para empresas.

Es una startup familiar fundada por los hermanos Esteban, Andrés y Tatiana Arcila que, trabaja de la mano con aseguradoras y almacenes de productos para el hogar. Ha sido destacada en varias oportunidades y desde 2018 hacen parte de la prestigiosa red de Endeavor.

Según contó Esteban, este año venían registrando un crecimiento de más de 40%, realizaban entre 4.200 a 4.500 servicios mensuales en las 12 ciudades donde operan. “Íbamos muy bien, incluso estábamos contratando gente pero apareció el coronavirus y nos cambió todo”, afirmó.

Varias de las líneas de negocio dejaron de operar por las medidas de aislamiento que impactaron muchos de sus servicios, especialmente los empresariales. Apostaron a los servicios en el hogar, comunicando las medidas de protección de sus colaboradores y las actividades que podían realizar. Funcionó, pero apenas daba para sostener la empresa. “Pensé en que teníamos que ser parte de la solución y la solución era atacar el virus”, contó el cofundador.

Así, con la capacidad logística de la compañía, Arcila contrató a un especialista que les ayudó a conseguir los equipos, conocer los productos y a plantear los protocolos necesarios para formar a sus colaboradores en la desinfección de espacios. “Era una locura y una apuesta muy riesgosa. Pero lo hicimos. A hoy hemos invertido un poco más de $50 millones y la línea ha venido bien”, dijo Arcila.

Cuenta que con este lanzamiento ya han realizado más de 3.000 desinfecciones en compañías y han logrado estabilizar el negocio, con crecimientos del 28% en volumen de servicios. “No es momento de pensar en rentabilidades sino en sostenibilidad desde lo social. Uno como emprendedor tiene que pensar en cómo desde su operación puede mejorar una situación y tener claro que, si uno ayuda, en un futuro cuando se necesite esa colaboración se devolverá”, concluyó.

Empujón digital

Para ser emprendedor en cualquier sector no importa ni la edad ni mucho menos la profesión. Al contrario, esta diversidad enriquece los nuevos proyectos. Así lo dejan en evidencia Juan Felipe y Pablo Arbeláez, el primero politólogo y el segundo administrador de empresas, que en 2011 fundaron su compañía Vive Agro.

Esta empresa es pionera en la producción, preparación y distribución de hortalizas y vegetales frescos y listos para consumir en Colombia. Tienen la capacidad de procesamiento de estos productos más grande en el país, con unas 1.500 toneladas al mes. Hacen parte de la red Endeavor y venían presentando un crecimiento exponencial, además de ser uno de los emprendimientos de alto impacto en el país.

Según cuenta Juan Felipe, sus principales proveedores son pequeños y medianos agricultores a quienes les brindan beneficios como precios fijos, capacitaciones y certificaciones en buenas prácticas, entre otros. Su mercado era el de los restaurantes. Cadenas como El Corral, Crepes & Waffles, Subway, Juan Valdez, entre otros, eran sus principales clientes.

Pero, siendo este el sector más afectado por la covid-19, el modelo de negocio de Vive Agro se vio en aprietos. “Fue un golpe muy fuerte porque vivimos de restaurantes y este fue uno de los primeros sectores que cerró. En menos de 15 días nuestra facturación cayó 75%”, contó Arbeláez.

La situación llevó a estos empresarios a reinventar su negocio y buscar la manera de llegar con sus productos a un nuevo cliente: los hogares colombianos. Esto trajo cambios en su canal de comercialización, montaron un e-commerce en menos de dos semanas sin conocimientos amplios del mundo digital y desplegaron su red logística para cubrir la demanda. Todo salió mejor de lo esperado. Hoy venden 200 cajas diarias en Bogotá y esperan abrir operación nacional en los próximos días.

“Que nos hubiera llegado tan rápido nos hizo reaccionar con la misma velocidad. Montamos un e-commerce, que para mí es un mundo nuevo, que requiere inversión más alta y conquistar a un nuevo cliente en tiempo récord. Hoy seguimos aprendiendo”, dijo.

También han visto una oportunidad en el mundo de la desinfección. Internamente la compañía utilizaba un desinfectante orgánico producido por ellos mismos. Ya están comercializándolo y han vendido más de 20.000 litros. Una muestra de que el emprendimiento no para.

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